domingo, 27 de enero de 2013

¿Hacia dónde vamos?



   Esta pregunta, a día de hoy, es impredecible. Ahora, al pensar hacia donde nos quieren llevar, las respuestas se concretizan bastante; podemos pensar que la situación actual es inevitable, que es nuestro castigo, nuestra penitencia por los grandes años de bonanza y mal gasto, “por vivir por encima de nuestras posibilidades”, pero no nos equivoquemos: esta “crisis”, no es más que la excusa para llevarnos al modelo de estado y económico que beneficia al 1%.

    Al igual que se sucedió en los años 70, con la llegada al poder de figuras como Margaret Thatcher en Reino Unido, o Ronald Reegan en EEUU, con su conocido “estaba amaneciendo en América”, se inició la pérdida del modelo social, sucediéndose con una puesta en marcha del más feroz liberalismo económico, al individualismo, a la idea de una mínima intervención e intromisión del Estado en la vida personal del ciudadano y la lógica desigualdad que esto provoca (pues este modelo solo sería justo en una civilización donde todos los ciudadanos nacieran con las mismas condiciones de vida. Es obvio. No todas las personas somos iguales, pero se debe garantizar que todos tengamos, por lo menos, las mismas oportunidades, esa es la clave: igualdad de oportunidades) y hoy, se quiere volver a ello.

    ¿Qué sentido tiene sino, los grandes recortes en Educación o Sanidad? Hoy han anunciado que el Gobierno suprime las Becas Seneca, tras los más que conocidos recortes en Becas Erasmus, a esto le sumamos el gran deterioro que se está sufriendo en todas las universidades españolas, con grandes deudas, reducciones de plantilla, bajadas de sueldos, retrasos en los salarios, más, por otra parte, la  brutal subida de tasas y el endurecimiento de requisitos para poder solicitar Beca General (este año hay que aprobar el 100% de los créditos).

   Contextualizando, pienso, hace pocos años un estudiante universitario contaba con una buena seguridad académica, sin la exigencia de tener que aprobarlo todo (con cierto margen de error), al igual que todos los estudiantes tenían la posibilidad de vivir experiencias en otra ciudad española, o por Europa, con la formación lingüística y la experiencia que esto también supone. Pero a día de hoy, con todo lo mencionado, se está convirtiendo en un privilegio, simplemente, poder estudiar. Y la conclusión de esto es: ¿es esto necesario? ¿Es la única solución? Por supuesto que no; esto no es más que, como ya dije, la excusa para implantar un modelo económico privado. La pérdida de calidad de la Universidad Pública provocará una mejora de calidad de la Universidad Privada.

   Por otra parte, al hablar de sanidad, el mismo esquema es transferible, pues las personas cada vez optaran más por la alternativa privada antes que aguantar la saturación que se está viviendo en la sanidad pública, y cada vez más profesionales preferirán trabajar para ellos, debido a que les ofrecerán mejores condiciones, sumado a, por otra parte, la privatización directa de entidades públicas, como ya ha sucedido en Madrid.

   Estas políticas están destruyendo la base, el colchón mínimo, que tenemos todos los ciudadanos, el Estado del Bienestar, la educación y la sanidad no puede ser un privilegio, debe ser un derecho universal y debe ser de calidad, como ha venido siendo hasta ahora.

   Esto es algo intolerable, en España se ha caminado a pies puntillas desde que los constitucionalistas implantaron la Democracia, pero si había algo de lo que podíamos estar orgullosos era de la cobertura social de estos servicios básicos. No podemos permitir que se comercialice con la educación y la salud, que la calidad en estos ámbitos solo sea accesible a quien se lo pueda permitir económicamente, sustituyendo el esfuerzo, el mérito y la calidad, para la formación académica, por simple poder adquisitivo.  Nos estamos encaminando a un modelo que solo busca el lucro de unos pocos, donde la calidad de vida de las personas es secundario, es más, mayor estatismo social habrá con una población poco educada y dormida ante los graves ataques e injusticias que se están viviendo en nuestro país.

    Es necesaria una conciencia social, una unión entre la sociedad que demuestre la ilegitimidad de nuestros gobernantes, pues un representante gobierna con la finalidad del beneficio común, y los nuestros ya han demostrado, muy notoriamente, que solo buscan el beneficio personal y de unos pocos.

   Por tanto, la pregunta inicial se reduce a:

¿Hacia dónde queremos ir?

David Andreu

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